En Recife aprendí que la gente de un lugar siempre va decir
que es más peligroso de lo que es. O va a generalizar el peligro, como sea.
También comprobé que una cena de Navidad no tiene por qué
ser en familia o con mucha gente. Puede ser acompañar a alguien que no quiere
estar solo y con esa excusa invita a comer a su casa, que de pronto es una
pensión, pero igual es su casa. Que para alguien una cena es de navidad
simplemente porque comparte un pan dulce solamente en ese festejo, y no tiene
que ser 24, y no tiene por qué haber arbolito cerca, y la música puede estar
bajita y venir de un celular y no ser los típicos hits de todos los años, y no
haber regalos y que eso no importe.
Asistí a un festival de música en un anfiteatro dentro del
campus universitario, y como todos consideraban que la entrada era cara,
alguien encontró un agujero en la cerca y convidó a todo el que vio a meterse
por ahí. Y el público fue prácticamente de colados y a nadie le importó.
Y ahí
vi un grupo de Maracatú, y entendí que era mucho más complejo que lo que había
oído en cualquier otro lugar.
Vi un grupo de rock en el cual los integrantes
parecían tener un poco de vergüenza y ni se presentaron ni se despidieron.
Y vi
un grupo que cantaba samba y bossa nova y estos daban vergüenza ajena aunque pudieran ser
buenos músicos.
Y lo mejor de todo, al final, vi una presentación de Coco, y
todo el mundo a bailar, y me enseñaron los pasos básicos, y me divertí
muchísimo.
Probé la "cana de vovó" que es una cachaza cacera
con hierbas, miel y canela, que me pareció genial. Y también el vino más común,
el que llaman "suave", que es vino berreta con azúcar y que cae mal
si uno toma más de un vaso, y no hay vuelta.
Me animé a cantar sola en los bondis, aunque fuera solo para
probarme a mi misma que podía. Y también me gané una cena por cantar un tango a
una de las muchachas de la residencia que consideró que era una buena
retribución (y yo también).
Entendí la función práctica de la bisexualidad en un
ambiente donde todos los hombres parecían ser homosexuales y las mujeres
hetero.
Expliqué varias veces la diferencia entre liberación y
regulación de la marihuana, y procuré informarme más del proceso en Uruguay
para poder transmitirlo mejor. Y vi que de todas maneras, la gente a la que le
había explicado me iban a seguir presentando como "Ann de Uruguay,
liberaram a maconha", lo que obtenía una respuesta simpática de quien oía.
Y también aprendí que los pernambucanos en general tienen
una baja autoestima y se enorgullecen cuando pueden mostrar alguna cosa propia
reconocida por los demás: que el Forró fue inventado acá, que tienen el mayor
carnaval popular de Brasil, que tienen también los lugares donde nacieron el
maracatú, el coco, el cavalo marinho, el xaxado y otros cuantos ritmos o
danzas, que fueron colonia holandesa, que una de las playas (Porto de galinhas)
suele ser elegida entre las mejores playas de Brasil, y hasta les gusta contar
que tienen la mayor avenida en línea recta del mundo.
En fin, salvando las
distancias, me suena familiar.
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