sábado, 28 de diciembre de 2013

Recife 2 - La despedida



En Recife aprendí que la gente de un lugar siempre va decir que es más peligroso de lo que es. O va a generalizar el peligro, como sea. 

También comprobé que una cena de Navidad no tiene por qué ser en familia o con mucha gente. Puede ser acompañar a alguien que no quiere estar solo y con esa excusa invita a comer a su casa, que de pronto es una pensión, pero igual es su casa. Que para alguien una cena es de navidad simplemente porque comparte un pan dulce solamente en ese festejo, y no tiene que ser 24, y no tiene por qué haber arbolito cerca, y la música puede estar bajita y venir de un celular y no ser los típicos hits de todos los años, y no haber regalos y que eso no importe.

Asistí a un festival de música en un anfiteatro dentro del campus universitario, y como todos consideraban que la entrada era cara, alguien encontró un agujero en la cerca y convidó a todo el que vio a meterse por ahí. Y el público fue prácticamente de colados y a nadie le importó. 
Y ahí vi un grupo de Maracatú, y entendí que era mucho más complejo que lo que había oído en cualquier otro lugar. 
Vi un grupo de rock en el cual los integrantes parecían tener un poco de vergüenza y ni se presentaron ni se despidieron. 
Y vi un grupo que cantaba samba y bossa nova y estos  daban vergüenza ajena aunque pudieran ser buenos músicos. 
Y lo mejor de todo, al final, vi una presentación de Coco, y todo el mundo a bailar, y me enseñaron los pasos básicos, y me divertí muchísimo.

Probé la "cana de vovó" que es una cachaza cacera con hierbas, miel y canela, que me pareció genial. Y también el vino más común, el que llaman "suave", que es vino berreta con azúcar y que cae mal si uno toma más de un vaso, y no hay vuelta.

Me animé a cantar sola en los bondis, aunque fuera solo para probarme a mi misma que podía. Y también me gané una cena por cantar un tango a una de las muchachas de la residencia que consideró que era una buena retribución (y yo también).

Entendí la función práctica de la bisexualidad en un ambiente donde todos los hombres parecían ser homosexuales y las mujeres hetero.

Expliqué varias veces la diferencia entre liberación y regulación de la marihuana, y procuré informarme más del proceso en Uruguay para poder transmitirlo mejor. Y vi que de todas maneras, la gente a la que le había explicado me iban a seguir presentando como "Ann de Uruguay, liberaram a maconha", lo que obtenía una respuesta simpática de quien oía.

Y también aprendí que los pernambucanos en general tienen una baja autoestima y se enorgullecen cuando pueden mostrar alguna cosa propia reconocida por los demás: que el Forró fue inventado acá, que tienen el mayor carnaval popular de Brasil, que tienen también los lugares donde nacieron el maracatú, el coco, el cavalo marinho, el xaxado y otros cuantos ritmos o danzas, que fueron colonia holandesa, que una de las playas (Porto de galinhas) suele ser elegida entre las mejores playas de Brasil, y hasta les gusta contar que tienen la mayor avenida en línea recta del mundo. 
En fin, salvando las distancias, me suena familiar.

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