Demoré.
Demoré unos meses, una operación de ojos de larga recuperación y algunos intentos laborales fracasados.
Demoré unas cuántas soledades y unos pocos encuentros con gente hermosa que hicieron más cortos mis días antisociales.
Demoré en convencer a mi madre pero lo logré: esta vez voy a compartir con ella lo que me encuentre en el camino.
Claro que eso cambia un poco las cosas: nos vamos con billete de ida y de vuelta en la mano, con un seguro de viaje que alcance para cada día de estadía y con una ruta planificada de antemano.
Pero no cambia mi sensación de que lo mejor que haremos no dependerá del dinero que tengamos, que vamos abiertas a conocer a la gente del lugar y no a un mundo reservado para quienes son turistas hasta en su propia tierra.
Nos vamos a descubrir Ecuador.