Foz de Iguaçu me recibió con música. El dolor de espalda causado por
mis mochilas mal equilibradas cargadas unas 10 cuadras desde la Terminal, se me olvidó cuando fui
a golpear la puerta y desde adentro se oía un clarinete, un piano, apenas una guitarra y una voz muy
dulce. Esperé que terminara la canción y golpeé y ahí comprobé que era un
ensayo.
Irene me presentó a los músicos, me mostró la casa, me
ofreció comida, me dejó un mate para que lo terminara de armar y me puso una
escalerita para que presenciara el ensayo, todo al mismo tiempo. Mencionó que tengo
mucha suerte de estar esta semana en Foz ya que se inaugurará la Feria del
Libro y habrá espectáculos musicales: un movimiento cultural poco común en esta
ciudad, dedicada básicamente al turismo. (En la apertura estará Tom Zé, algo extremadamente peculiar para esta ciudad, parece.)
Ella trabaja dando clases de piano en
una institución muy interesante a mis ojos: la Universidad de Integración Latinoamericana (UNILA), que está pensada para y por estudiantes y docentes de
toda Latinoamérica.
Foz ya era cosmopolita de por sí, al estar en la "Tríplice fronteira" mezclándose con paraguayos y argentinos. Ahora además en sus calles puede oírse portuñol con acento colombiano, cubano, ecuatoriano o uruguayo además de los múltiples acentos de diferentes partes de Brasil.
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