viernes, 23 de agosto de 2013

"Camiones te estoy queriendo"

Había averiguado que del Mercado Modelo salían camiones todas las tardes hacia el litoral norte del país. El martes caí, con mis mochilas a preguntar si alguno me llevaba. Me invitaron a esperar en la oficina, con El Oreja, que miraba novelas y tandas por igual, sin decir palabra más que saludar a quienes entraban y salían. Cuando escuchaba un motor vichaba para afuera y me comentaba si era o no "el salteño". Parece que estaba demorado porque había salido por Montevideo a buscar encomiendas hacia Salto. Llegó ya siendo de noche, y aceptó llevarme hasta la ciudad de Salto. De ahí yo tendría que conseguir algún ómnibus que me cruzara hasta Concordia para hacer dedo del lado argentino. Estaba preocupado de dónde pasaría la noche yo, ya que creía que ese transporte solo saldría de mañana. Quedamos en que me dejaría en la terminal y ahí yo solucionaría eso.
Conversamos una cantidad, encontramos conocidos en común como pasa siempre que dos uruguayos hablan. Resultó llamarse Rodrigo, tener apenas un año más que yo aunque sus 16 años de camionero lo hicieran parecer mucho mayor. Sí, había empezado a ser camionero aún antes de tener la libreta de conducir.
En una estación de servicio en San José, donde paramos para cargar combustible y agua caliente para el mate, me indicó que había un camión paraguayo, que seguro seguía hacia la frontera. "Querés que le pregunte si te lleva? Mirá que no lo conozco...". Le agradecí que le preguntara. Bajé atrás y enseguida hice mudanza de mis petates de un camión al otro. El salteño no estaba del todo convencido de su idea, me pasó su número de celular para que le timbrara por cualquier cosa, él iba a ir en la misma ruta y atento.
El señor paraguayo enseguida entabló conversación, pero me costó mucho comunicarme. Le entendía la cuarta parte de lo que decía, y cuando le preguntaba lo que había dicho entendía otra cuarta parte... de hecho el nombre era algo como Abdilio o Aguilio o algo así, y lo que me decía era más o menos igual de indescifrable que su nombre. Sé que iba para Asunción, que tenía que pasar la noche cerca de la frontera y le liberaban el camión de mañana. El miércoles de tarde me dejaría en Corrientes, donde me dijo que tenía transporte fácil para Posadas.
Llovió mucho en ese viaje. Cuando pasamos por Trinidad (él me iba explicando por dónde íbamos porque yo no veía nada) me dijo que bajara a comprar la cena en un carrito. Me dio plata y le pregunté qué quería él. "Estoy gordo" fue lo que le entendí. No aceptó que le pagara la hamburguesa que me compré.
Cuando estábamos ya cerca de Salto paramos en otra estación y lo escuché hablar en guaraní con otro muchacho. Al volver de la conversación me dijo "este te lleva a Posadas"
Le pregunté si me cambiaba de camión y me dijo que aún no, que al igual que él, su amigo tenía que pasar la noche en la frontera, que de mañana me mudara.
Yo iba cabeceando de sueño, pero para variar, cuando por fin paró el camión para dormir, no logré pegar un ojo. Seguía la tormenta.
De mañana fuimos a la aduana, estaba lleno de camiones. Primero hacían los trámites los camioneros por el tema del control de su carga. Después sí, ya me mudé de camión, me acomodé al lado de Oscar, a quien le entendía prácticamente todo y volvimos a esperar, esta vez que los de la aduana argentina los liberaran. Según Oscar hay una gran discriminación de los argentinos hacia ellos incluso en la aduana. Y que en esa aduana, donde trabajan uruguayos al lado de argentinos hay que decidir de quién se hace amigo uno: en general los uruguayos se llevan bien con los paraguayos, pero si un día te hacés amigo de los argentinos, los uruguayos ya te tratan mal... me contó varias historias de rutas argentinas, como que no le creyeran que era camionero porque iba demasiado bien vestido. Me habló de los "piratas del asfalto" y parece que nosotros en ese camión éramos codiciados, porque de hecho hasta bien entrada la provincia de Corrientes fuimos con custodia; tres camiones grandotes nos siguieron de cerca toda la ruta, uno más adelante y dos detrás. Oscar no quiere llevar a su familia en sus viajes. No sea cosa que al niño le guste y se le vuelva camionero de grande.

Para espantar el sueño... (clic para oir)

3 comentarios:

  1. nervioso viajando en este relato ,ahí, al costado ... con vos entusiasmado y una vez más..... admirándote !!!

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  2. no se nada de vos todavía no se Amiga Ann!!! solamente cuidate y disfruta !!!
    pd: (pedile a los camioneros y afines que no intenten sobrepasarse contigo, porque no tengo ganas de ir a la cárcel de nuevo ...) ;)
    Aramis = AR :)

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