La idea de ir a Ilha Grande era acampar, salir del circuito
turístico y estar en contacto con la naturaleza lo máximo posible. Pero cuando
uno ve que lo miran raro por pretender acampar en época fría, que le hablan de
todos los poblados que tiene la isla y las complicaciones que puede haber para
llegar hasta ellos, y que los más atléticos mencionan que una vuelta a la isla
sin parar en ningún lugar puede llevar unos 5 días... ahí uno empieza a pensar
en su propia ignorancia, y que por algo esto se llamará Isla Grande, y muchos
etcéteras...
Al final de la idea del camping sólo quedó el cargar la
carpa como un bulto inútil, llegamos un día lluvioso y ventoso y acampar salía
20 R$ cuando el Hostel al que accedimos costaba 25 incluyendo un desayuno abundante...
muy prolijo y con gente muy buena onda encima... definitivamente la elección
fue acertada. De ahí averiguamos los precios a los diferentes tours por la isla
y estaban bravos de pagar, incluso siendo temporada baja.
Hay lugares a los que
no se puede acceder de otro modo que no sea en barco (a menos que uno se sepa
manejar bien volando o saltando de liana en liana y con machete en mano), así
que accedimos a los lugares a donde nuestros cuerpos nada deportistas nos
pudieran llevar: desde Vila Abrão la playa más alejada a la que llegamos fue
Dois Rios, que llevaba más de dos horas de caminata de ida, y otras de vuelta,
pero valió la pena, los calambres y las ampollas porque era un paraíso
absoluto... agua transparente, tibia, una extensión de arena blanca solo
cortada por esos dos ríos, también transparentes y con agua fría que venía de
cascadas de lugares más altos. Eso sí: empezar a volver a la 4 de la tarde,
porque a las 6 oscurecía y andá a ver lo que estás pisando...
Ese fue el único
día que nos hizo sol, el resto de los días estuvieron nublados e incluso
lloviznando, pero daba para caminar y recorrer otras playas cercanas y lugares
interesantes de la isla, incluso algunas ruinas históricas o la villa misma,
muy pintoresca.
Por supuesto nos volvimos con sabor a poco, queriendo
conocer mucho más y sintiendo un choque terrible al llegar a la embarullada
ciudad de Rio de Janeiro, después de un viaje de unas 3 horas en ómnibus
(además del barco) entre una geografía también hermosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario