martes, 1 de octubre de 2013

Una isla muy grande

La idea de ir a Ilha Grande era acampar, salir del circuito turístico y estar en contacto con la naturaleza lo máximo posible. Pero cuando uno ve que lo miran raro por pretender acampar en época fría, que le hablan de todos los poblados que tiene la isla y las complicaciones que puede haber para llegar hasta ellos, y que los más atléticos mencionan que una vuelta a la isla sin parar en ningún lugar puede llevar unos 5 días... ahí uno empieza a pensar en su propia ignorancia, y que por algo esto se llamará Isla Grande, y muchos etcéteras...

Al final de la idea del camping sólo quedó el cargar la carpa como un bulto inútil, llegamos un día lluvioso y ventoso y acampar salía 20 R$ cuando el Hostel al que accedimos costaba 25 incluyendo un desayuno abundante... muy prolijo y con gente muy buena onda encima... definitivamente la elección fue acertada. De ahí averiguamos los precios a los diferentes tours por la isla y estaban bravos de pagar, incluso siendo temporada baja. 
Hay lugares a los que no se puede acceder de otro modo que no sea en barco (a menos que uno se sepa manejar bien volando o saltando de liana en liana y con machete en mano), así que accedimos a los lugares a donde nuestros cuerpos nada deportistas nos pudieran llevar: desde Vila Abrão la playa más alejada a la que llegamos fue Dois Rios, que llevaba más de dos horas de caminata de ida, y otras de vuelta, pero valió la pena, los calambres y las ampollas porque era un paraíso absoluto... agua transparente, tibia, una extensión de arena blanca solo cortada por esos dos ríos, también transparentes y con agua fría que venía de cascadas de lugares más altos. Eso sí: empezar a volver a la 4 de la tarde, porque a las 6 oscurecía y andá a ver lo que estás pisando... 
Ese fue el único día que nos hizo sol, el resto de los días estuvieron nublados e incluso lloviznando, pero daba para caminar y recorrer otras playas cercanas y lugares interesantes de la isla, incluso algunas ruinas históricas o la villa misma, muy pintoresca.

Por supuesto nos volvimos con sabor a poco, queriendo conocer mucho más y sintiendo un choque terrible al llegar a la embarullada ciudad de Rio de Janeiro, después de un viaje de unas 3 horas en ómnibus (además del barco) entre una geografía también hermosa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario